Comentario
Una de las ciudades más antiguas de España, su fundación se debe al emperador romano Galba quien, en el año 68 d.C., dispuso que se asentase allí la Legión VII Gemina, para controlar a los astures. Pronto el campamento amurallado creció con la llegada de nuevas gentes, familiares de los legionarios, nativos y comerciantes, atraídos por las cercanas riquezas mineras, fundamentalmente el oro y la plata del noroeste peninsular. En consecuencia, surgieron templos, termas y villas, y la ciudad de Legio se convirtió en una de las más prósperas de la Hispania romana.
Al igual que el resto del Imperio romano, la ciudad vivió una larga decadencia, de la que sólo salió con la llegada de los visigodos. Estos, fundamentalmente su rey Witiza, volvieron a levantar sus derruidas murallas e hicieron de León una próspera y esplendorosa ciudad.
La rápida conquista árabe de la península, exceptuando algunos reductos septentrionales, afectó de lleno a León. Enseguida se convirtió en objeto de disputa entre los musulmanes y la monarquía asturiana hasta que, conquistada por los cristianos, el rey asturiano Ordoño II ordenó trasladar allí la capital desde Oviedo, en consonancia con el desplazamiento hacia el sur del centro de gravedad político debido al avance de la reconquista.
No obstante, aun la frontera no quedaba demasiado lejos, y las campañas del poderoso caudillo Almanzor consiguieron alcanzar León a finales del siglo X.
El siglo siguiente todo discurrió de manera distinta. La Reconquista ha llevado la frontera más al sur, aprovechando el debilitamiento del poder musulmán gracias a la desmembración del califato de Córdoba, de tal forma que León ya no ve tan cercana la posibilidad de un ataque enemigo. Así, Alfonso VI emprende la reconstrucción de la ciudad: manda llamar a nuevas gentes para repoblar el territorio, levanta nuevas murallas y otorga un Fuero. Esta León reconstruida contaba con una imponente muralla, abierta por cuatro puertas, de las que hoy en día puede verse el arco de una de ellas, la del Castillo.
La pacificación y el incremento de la actividad económica hacen de León una de las principales ciudades de la Edad Media peninsular. A principios del siglo XIII comienza a levantarse su monumento más emblemático, la extraordinaria Catedral, embellecida con algunas de las mejores vidrieras del arte español. Por si fuera poco, cuenta también con monumentos de extraordinario interés, como la Colegiata de San Isidoro, de finales del siglo XI y principios del XII, el Panteón de los Reyes, con maravillosos frescos románicos, o el Convento de San Marcos, obra comenzada en 1513 destinada en principio a ser hospital de acogida para los peregrinos del Camino de Santiago.